Sistémica y literatura (sec.)

Sistémica y literatura (sec.) 1 Vocación y servicio. Vivir en el presente vs. anticipación y ansiedad. Diversión vs. miedo. Entrega

Sistémica y literatura (sec.) 3


Fragmento de Momo, de Michael Ende:

«Cada mañana iba, antes del amanecer, en su vieja y chirriante bicicleta, hacia el centro de la ciudad, a un gran edificio. Allí esperaba, con sus compañeros, en un patio, hasta que le daban una escoba y le enseñaban una calle que tenía que barrer.
A Beppo le gustaban estas horas antes del amanecer, cuando la ciudad todavía dormía. Le gustaba su trabajo y lo hacía bien. Sabía que era un trabajo muy necesario.
Cuando barría las calles lo hacía despacio, pero con constancia; a cada paso, una inspiración, y a cada inspiración, una barrida. Paso- inspiración-barrida. De vez en cuando, se paraba un momento y miraba pensativamente ante sí. Después proseguía: paso-inspiración-barrida.
Mientras se iba moviendo, con la calle sucia ante sí y la limpia detrás, se le ocurrían pensamientos. Pero eran pensamientos sin palabras, pensamientos tan difíciles de comunicar como un olor del que uno a duras penas se acuerda, o como un color que se ha soñado. Después del trabajo, cuando se sentaba con Momo, le explicaba sus pensamientos. Y como ella lo escuchaba a su modo, tan peculiar, su lengua se soltaba y hallaba las palabras adecuadas.
-Ves, Momo -le decía, por ejemplo-, las cosas son así: a veces se tiene ante sí una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que no crees que puedas acabarla nunca.
Miró un rato en silencio a su alrededor, entonces siguió:
-Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.
Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:
-Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.
Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir:
-Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.
Después de una nueva y larga interrupción, siguió:
-De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta de cómo ha sido, y no se está sin aliento.
Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final:
-Eso es importante.
Otra vez se sentó al lado de Momo, callado, y ella vio que estaba pensando y que quería decir algo muy especial. De repente, él la miró a los ojos y le dijo:
-Nos he reconocido.
Pasó mucho rato antes de que continuara con voz baja:
-Eso ocurre, a veces… a mediodía…, cuando todo duerme en el calor…El mundo se vuelve transparente… Como un río, ¿entiendes?… Se puede ver el fondo.
Asintió y calló un rato, para decir en voz más baja:
-Hay allí otros tiempos, allí al fondo».

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