Fragmentos de la obra El principio de posibilidad, del psicoterapeuta Mel Schwartz:
🔸‹‹Consideremos el adjetivo inseguro. ¿Evoca en ti un sentimiento positivo, negativo o neutro? Creo que la gran mayoría responderíamos que nos provoca un sentimiento negativo. El pensamiento “me siento inseguro en lo que respecta a mi futuro” debería implicar tanto la posibilidad de un futuro positivo como la de uno negativo, pero lo más común es que una afirmación así se considere como una expresión de miedo o ansiedad ante lo que está por llegar. Si estamos seguros de que nuestras perspectivas de futuro son claramente decepcionantes, la inseguridad -la incertidumbre- debería proporcionarnos un poco de alivio. Y, sin embargo, no usamos la palabra inseguro de ese modo, porque lo que valoramos es la certidumbre y, salvo en la distancia o como meros espectadores, nos sentimos incómodos con la incertidumbre.
Vivir la vida en función de las directrices de la certidumbre y la previsibilidad hace que desaparezca de ella gran parte de lo que significa ser humano. Después de todo, la maravilla, la fascinación y la imaginación no se atienen a ninguna fórmula ni a ninguna ecuación. Esta pérdida de capacidad de asombro contribuye a propiciar la aparición de todo tipo de trastornos psicológicos y emocionales y, en gran medida, también alimenta la epidemia de ansiedad y depresión con la que nuestra cultura tiene que lidiar hoy en día. Albert Einstein tenía por costumbre sumergirse en la incertidumbre del cuestionamiento, despertando así su imaginación. En cierta ocasión escribió que cuando tenía dieciséis años se imaginaba a sí mismo persiguiendo un haz de luz, lo que finalmente lo condujo a la formulación de la teoría de la relatividad. Un avance de tal calibre fue posible únicamente gracias al hecho de no haber sucumbido a las leyes de un universo determinista. Cuando estamos afianzados y asentados en la imaginación, en la maravilla y el cuestionamiento, cuando nos vemos hechizados por la esperanza de la posibilidad en nuestra propia vida, somos mucho menos propensos a sentirnos deprimidos, ansiosos o apáticos. La buena noticia es que la incertidumbre nos proporciona la llave con la que poder abrir los grilletes del determinismo››.
‹‹Esta es la razón por la que aceptar y acoger la incertidumbre con los brazos abiertos resulta algo tan valioso y beneficioso para nuestra existencia cotidiana. La incertidumbre está en correlación con el cambio y la posibilidad. Para vivir la vida con todo su potencial y sentirnos plenamente vivos, tenemos que ser conscientes de que jugamos un importante papel en lo que está por llegar. La certidumbre y el determinismo obstruyen nuestro papel participativo en la creación de nuestro propio futuro; en cambio, la incertidumbre lo restaura. Cuando aprendemos a invitar y a dar la bienvenida a la incertidumbre, podemos facilitar la aparición de los cambios que deseamos que se produzcan en nuestra vida dejando todas las posibilidades abiertas y accesibles. Por el contrario, al insistir en la consecución de un resultado predeterminado, lo que hacemos es reducir nuestras opciones y, muchas veces, dejar que el miedo nos paralice. Con la idea de la previsibilidad la fórmula para el futuro ya ha sido determinada, lo que nos deja fuera del campo de la creatividad, pero cuando aceptamos que, desde el nivel microscópico hasta el macrocósmico, toda la vida es incierta, estamos capacitados para volver a recuperar todo nuestro potencial humano››.
🔸‹‹Cuando tenemos un pensamiento no somos conscientes realmente de cómo opera dicho pensamiento, por lo que inconscientemente nos aferramos a él. Nos convertimos en el pensamiento y automáticamente traemos a colación nuestra biografía personal y las emociones que la acompañan, reaccionando de este modo mediante reflejos condicionados generados en el pasado. A su vez, estas emociones resultantes desencadenan nuevos pensamientos que afianzan aún más el primero. Esta es la razón por la que nos mantenemos inmersos en un ciclo de subidas y bajadas emocionales, por la que seguimos montados en la montaña rusa de nuestros propios pensamientos y sentimientos: ambos actúan en tándem, y, por lo que he podido comprobar, considero que en esta relación el factor clave es el pensamiento.
Los pensamientos vienen condicionados principalmente por las creencias que tenemos, muchas de las cuales son, a su vez, resultado de las experiencias que hemos vivido. Yendo un poco más allá, diría que el pensamiento también tiende a representar nuestras creencias y experiencias de vida. El término representar debe leerse literalmente como re-presentar, pues a menudo quedamos atrapados o estancados en las profundas cuencas de los pensamientos antiguos y habituales, los cuales siguen `presentándonos´ el pasado una y otra vez. Considéralo de esta forma: el hecho de pensar es constantemente nuevo y activo, mientras que los pensamientos en sí tienden a ser los viejos y repetitivos pensamientos de siempre.
Pensar es la capacidad de observar los propios pensamientos en funcionamiento. Nuestro objetivo es encontrar nuevas formas de pensar que nos liberen de la repetición constante de los antiguos pensamientos››.
Los pensamientos vienen condicionados principalmente por las creencias que tenemos, muchas de las cuales son, a su vez, resultado de las experiencias que hemos vivido. Yendo un poco más allá, diría que el pensamiento también tiende a representar nuestras creencias y experiencias de vida. El término representar debe leerse literalmente como re-presentar, pues a menudo quedamos atrapados o estancados en las profundas cuencas de los pensamientos antiguos y habituales, los cuales siguen `presentándonos´ el pasado una y otra vez. Considéralo de esta forma: el hecho de pensar es constantemente nuevo y activo, mientras que los pensamientos en sí tienden a ser los viejos y repetitivos pensamientos de siempre.
Pensar es la capacidad de observar los propios pensamientos en funcionamiento. Nuestro objetivo es encontrar nuevas formas de pensar que nos liberen de la repetición constante de los antiguos pensamientos››.
🔸‹‹Casi todos estamos profundamente identificados con nuestras creencias básicas. Cuando esto ocurre, tenemos muchos problemas a la hora de separar las creencias de nuestra propia identidad, ya que ambas se solapan y entremezclan, por lo que acabamos defendiendo con todas nuestras fuerzas tanto nuestra identidad como las creencias que albergamos. Por lo general, cuando nos comunicamos con los demás no les decimos cómo hemos llegado a tener esa postura en concreto y, de este modo, impedimos que la conversación se nutra del flujo de esta información vital. Lo que sigue a continuación suele ser frustrante, pues ninguna de las dos partes está abierta a la reflexión o a aprender algo nuevo. A un nivel más intrapersonal, ser conscientes de cómo hemos sido influenciados para creer y pensar del modo en que lo hacemos nos abre a la posibilidad de la transformación interior. Las creencias vienen determinadas y condicionadas por la familia de origen, la cultura, la educación, las experiencias personales y la forma o el paradigma a través del cual vemos el mundo, por citar tan solo algunos factores. No deberíamos cometer el error de llegar a la conclusión de que estos factores son lo mismo que la verdad objetiva, pues si así lo hacemos, estamos negando las verdades de los demás, con lo que el diálogo se torna imposible.
La propia noción de verdad objetiva es completamente cuestionables en la mayoría de los casos. La inseparabilidad y el indeterminismo propios de la incertidumbre ponen de manifiesto las limitaciones de las ideas clásicas basadas en la objetividad. El siguiente paso es comprender que poner en tela de juicio la objetividad es lo que nos permite liberarnos de sus restricciones››.
La propia noción de verdad objetiva es completamente cuestionables en la mayoría de los casos. La inseparabilidad y el indeterminismo propios de la incertidumbre ponen de manifiesto las limitaciones de las ideas clásicas basadas en la objetividad. El siguiente paso es comprender que poner en tela de juicio la objetividad es lo que nos permite liberarnos de sus restricciones››.