Paul Ekman (Washington, DC, 1934) es psicólogo y pionero en el estudio de las emociones y su relación con la expresión facial, catedrático de Psicología y docente en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, institución de la que, en la actualidad, es profesor emérito. Ha recibido numerosos premios y se le considera uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX. Ha compaginado su actividad docente y la investigación con colaboraciones como asesor en expresión emocional para agencias gubernamentales como el FBI o la CIA, y con la publicación de varios libros.
«Estaba convencido de que todos los aspectos de la emoción, incluyendo lo que la desencadena, se aprendían socialmente. Mis propios hallazgos sobre la universalidad de las expresiones faciales y los hallazgos de otros investigadores me hicieron cambiar de opinión. El aprendizaje no es el único origen de lo que ocurre durante la emoción. El aprendizaje constante de la especie no puede explicar por qué las expresiones faciales de los niños ciegos de nacimiento se parecen a las expresiones de los niños que tienen la vista normal. Ni tampoco puede explicar qué músculos se utilizan en expresiones concretas. Por ejemplo, por qué motivo en caso de placer los labios más que descender ascienden y por qué se contraen los músculos que circundan los ojos. Ni por qué eso sucede en todo el mundo, aunque quizá no se aprecie cuando las personas intentan ocultar sus expresiones. El aprendizaje constante de la especie tampoco puede dar cuenta con facilidad de lo que hemos descubierto recientemente: la ira, el miedo, la tristeza y la repugnancia están señaladas por distintos cambios en la frecuencia cardíaca, la sudoración, la temperatura de la piel y el flujo sanguíneo. Estos descubrimientos me llevaron a la conclusión necesaria de que nuestra herencia evolutiva contribuye en gran medida a la configuración de nuestras respuestas emocionales. Si ello es así, parece probable que la evolución desempeñe un papel primordial a la hora de determinar los temas universales que desencadenan las emociones. Los temas nos son dados. No los adquirimos. Lo único que aprendemos son las variaciones y elaboraciones de los temas».
(Paul Ekman: El rostro de las emociones).