Eneagrama y literatura (sec.)

ENEATIPO 1

«Tenía la manía bella de lo derecho, lo recto, lo cuadrado. Se pasaba el día poniendo bien, en exacta correspondencia de líneas, cuadros, muebles, alfombras, puertas, biombos.
Su día era un sufrimiento terrible y una espantosa pérdida de tiempo. Iba detrás de familiares y criados, ordenando lo desordenado. Comprendía bien el cuento del que se sacó una muela sana de la derecha porque tuvo que sacarse una dañada de la izquierda.
Cuando se estaba muriendo,  suplicaba a todos que le pusieran exacta la cama en relación con la cómoda, el armario, los cuadros.
Y cuando murió, el enterrador le dejó la caja torcida en la tumba para siempre».

(“La caja torcida”, de Juan Ramón Jiménez)

ENEATIPO 5

«Cuando me aparto de mi mundo escrito para reencontrar mi lugar en el otro, en lo que solemos llamar el mundo, hecho de tres dimensiones, cinco sentidos y poblado por miles de millones de seres como nosotros, esto equivale para mí a repetir, cada vez, el trauma del nacimiento, a dar forma de realidad inteligible a un conjunto de sensaciones confusas y a elegir una estrategia para enfrentar lo inesperado sin que me destruya».


(Mundo escrito y mundo no escrito, de Italo Calvino)

ENEATIPO 6

«Cada vez que alguien hace una pregunta
 el mundo se abre un poco,
 vuelve la flecha al arco, que se tensa
 con la energía de la expectación.
Me hago preguntas por crear espacio
traspasado de flechas,
que no ansían la diana que limita,

sino el vértigo vivo

de buscar».

(“Preguntas”, de Lorenzo Oliván)


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