La científica italiana Rita Levi-Montalcini recibió el Premio Nobel de Medicina en 1986, junto con el científico norteamericano Stanley Cohen, por el descubrimiento de la molécula llamada Factor de Crecimiento Nervioso (NGF).
«Nació en Turín, al norte de Italia, en 1909 pero su carrera científica la llevó a pasar largas temporadas entre Estados Unidos y Europa. De religión judía, en 1938 emigró con su familia a Bégica a consecuencia de las leyes raciales impuestas por el régimen fascista de Mussolini.
En 1947 aceptó la invitación de la Universidad de Washington, donde trabajó hasta 1977. Fue allí donde llevó a cabo sus primeros estudios sobre la formación del sistema nervioso de los vertebrados. El descubrimiento del NGF en 1951 fue el inicio de una serie de estudios relativos a la cura de enfermedades degenerativas como el Alzheimer´o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Además, ha permitido descubrir otros factores del crecimiento que influyen en el desarrollo de células tumorales.
Trabajadora incansable, a pesar de su avanzada edad nunca dejó de colaborar en favor de las mujeres. Su último logro fue la creación, junta a su hermana gemela Paola en 1992, de la Fundación Rita Levi-Montalcini en favor las mujeres africanas. El objetivo es la formación y educación a través de bolsas de estudio de jóvenes africanas para que colaboren con la difusión de la cultura mejorando la vida científica y social en su país. “Estoy convencida de que ayudando a las mujeres a conseguir este derecho, se puede favorecer la libertad de desarrollo de los individuos dentro de su propia comunidad de pertenencia y en la sociedad global”, manifestó tras el nacimiento de la Fundación.
Laica y feminista a ultranza, en el instituto de investigación del cerebro que fundó en Roma en 2001, el European Brain Research Institute, sólo trabajan mujeres. “La humanidad está hecha tanto de hombres como de mujeres por lo que tiene que ser representada por ambos sexos”, ha sostenido siempre.
Ese mismo año fue nombrada senadora vitalicia por el presidente de la República Italiana, Carlo Ciampi, convirtiéndose a sus 103 años –que había cumplido el pasado mes de abril– en la más anciana de los senadores vitalicios en la historia del país.
“A mis 100 años soy profundamente optimista y creo que incluso los períodos más difíciles, y los he tenido, puedan traer un gran progreso. Mi vida ha sido un continuo desarrollo. Estoy agradecida de estar todavía aquí. De estar todavía viva”, dijo el día que cumplió un siglo. A pesar de eso, siempre declaró no tener miedo a nada ni a nadie, mucho menos a la muerte. “Que el cuerpo haga lo que quiera. Yo no soy el cuerpo, yo soy la mente”, dijo en una entrevista».
Fuente: Melguizo, S. (30 de diciembre de 2012). Adiós a Rita Levi-Montalcini. El Mundo. Recuperado en http://www.elmundo.es
«100 años de una Nobel
¿Cómo podemos evitar abandonarnos a nosotros mismos y estimular nuestro cerebro y mantenerlo activo?
Claudia Saravia, San Salvador, El Salvador
En mi caso, la respuesta es, seguir pensando. No en mí misma, sino en los problemas a los que me he dedicado, científicos y sociales. Y esto continúa, porque el cerebro no muere, el cerebro lo podemos mantener vivo, pensando, activo a los 100 años, a mi edad. Y es aún más activo que antes; los problemas, científicos y sociales a los que me dedico de día y de noche, son los mismos.
Muchos lectores preguntan cuál es su dieta y qué es lo importante para estar activo, para tener salud.
A veces exageramos con las exigencias físicas. Mi necesidad de alimento es bastante baja. No duermo casi nada; me puedo pasar la noche pensando. En general, nos preocupamos de las cosas inexistentes. El exceso de alimento es inútil y el exceso de sueño no es necesario.
Estimada señora, en los períodos duros bajo Mussolini cuando no pudo desarrollar su profesión, ¿cómo sostuvo su ánimo en alto y siguió tras sus objetivos aunque la realidad era tan adversa?
Hannah, Katzrin, Israel
Armé el laboratorio en mi dormitorio. Era el placer de trabajar en condiciones difíciles, que estimulan las capacidades mentales, más que una vida tranquila. Por eso, el hecho de no haber podido ir al laboratorio no me preocupó. Tenía tantos problemas que podía resolver en mi habitación pequeñísima, haciendo experimentos. Eran experimentos de una forma “renacentista”; hoy serían absurdos. Hoy sería absurdo que un equipo como el mío trabajase en un dormitorio. En medio siglo, los cambios fueron de tal intensidad que es difícil comparar la forma de solucionar los problemas. En ese momento, nadie podría haber pensado que yo podía descubrir, como lo hice, los factores de crecimiento nervioso (NGF, en inglés) en un laboratorio.
Los mismos problemas existen hoy, frente a escenarios que cambian continuamente , y a los que se dedican equipos de mujeres jóvenes excelentes, como yo no tuve en mi vida. Trabajo con ellas todas las mañanas en el European Brain Research Institute, EBRI (Instituto Europeo de Investigaciones Sobre el Cerebro), que fundé, y por las tardes, con mis colaboradoras, con las que trabajo hace 40 años.
La mañana la dedico al estudio de problemas científicos, hay uno nuevo cada día y podemos enfrentarlos hoy de una mejor manera. Por la tarde, me dedico a la ayuda a los jóvenes y las mujeres de África. Al inicio quería enfocarme en los jóvenes en general, pero luego me di cuenta de que los jóvenes de países desarrollados como Italia e Inglaterra no necesitan a gente como yo; sí lo necesitan los jóvenes de países en desarrollo.
¿Por qué eligió ayudar a África? ¿Y por qué principalmente a mujeres y niñas allí?
Karina, Buenos Aires, Argentina
Las mujeres africanas han sido humilladas, físicamente, psíquicamente, y por lo tanto fueron destruídas al nivel epigenético, no al genético, ya que son perfectamente iguales a los hombres.
Desde el punto de vista de posibilidades, están en condiciones trágicas que no les permiten usar el desarrollo mental del lóbulo cognitivo, del componente neocortical. Mi idea, con la fundación que lleva mi nombre, es darle a ellas el privilegio de una educación, que les fue negada siempre. La mujer africana no es distinta del hombre desde el punto de vista mental; es diferente del hombre en el sentido de que uno tiene un privilegio que le es negado al otro.
La cuestión es la misma de los dos hemisferios cerebrales. Antes del descubrimiento de Roger Wolcott Sperry se creía que un hemisferio era el dominante, el izquierdo, y el derecho era un acoplamiento del otro. Él demostró con esos descubrimientos espléndidos, que los dos hemisferios son idénticos desde el punto de vista de la capacidad mental. Uno no es víctima del otro, uno no es dominador y el otro dominado, son diferentes enfoques.
¿Usted se preocupa por el cambio climático? ¿Qué cree que puede pasar con el planeta y la humanidad?
Lo lamento, no soy futuróloga. Creo que muchos hablan de este tema, pero sólo los ecólogos y etólogos pueden responder a una pregunta así.
Soy maestro de secundaria, ¿qué mensaje les daría a los adolescentes que prefieren trabajar y no seguir una carrera?
Mario Pech Ojeda, Iicul, Yucatán , México
En mi caso, en condiciones difíciles, seguí adelante con la investigación, hice descubrimientos que me llevaron desde el dormitorio a Estocolmo en pocas décadas.
Contarle a los jóvenes de este descubrimiento, de cómo fue, es difícil, porque yo hoy no podría hacerles sentir los problemas que eran míos. Yo tenía la meta de conocer el sistema nervioso. Hoy, los jóvenes -particularmente las mujeres- han entrado en masa al estudio y tienen capacidades formidables, entusiasmo y las competencias para encarar e investigar problemas. La última etapa de mi larguísimo recorrido, 100 años, en ese sentido, es la más afortunada, porque estoy rodeada de una juventud de tal capacidad y de tal deferencia por los problemas graves, que podríamos decir que vivimos en una “isla feliz”, el EBRI.
Usted forma parte de la comisión pontifical por la ciencia. ¿Es creyente?
Yo soy laica, en el sentido de que la religión para mí nunca fue un problema. Para mí lo único que cuenta son los problemas morales, es decir, vivir según una trayectoria que esté siembre bajo la posibilidad de la ética. No temo a la muerte, no temo al peligro; está lejos de mi manera de pensar desde joven.
Hoy más que nunca, estoy totalmente alejada de este entendimiento religioso de recompensa y castigo. Cada uno de nosotros es más el objeto no de la genética sino de la epigenética.
Las mujeres siempre fueron destruidas por la fuerza física masculina que hizo de ellas las “víctimas”. Hoy, afortunadamente, sabemos que la fuerza física no tiene nada que ver con la capacidad mental.
Esto tiene que ver con los descubrimientos de Sperry, quien en 1981 ganó el premio Nobel. Él descubrió el aporte diferente de los dos hemisferios, izquierdo y derecho, con sus diferentes enfoque pero con las mismas capacidades. Uno tiene que ver más con el espacio, el tiempo, la música; el otro es más matemático. El modo de proceder depende de cómo, desde nuestra primera infancia, nosotros hemos sabido quién somos.
Yo trasladé los descubrimientos de Roger Sperry sobre los hemisferios para considerar el aporte físico y biológico del hombre y la mujer. Ahí también hay dos modos de enfrentar la vida, y son complementarios; no es que uno es superior al otro, es diferente el abordaje de los problemas, no las capacidades mentales.
¿Usted cree que será posible un día encontrar la cura para el Alzheimer y el Parkinson?
Sí. Yo creo que los datos que tenemos sobre el factor de crecimiento nervioso (NGF, en inglés), mi descubrimiento, puede efectivamente evitar la tragedia de la pérdida mental que genera el Alzheimer. Todavía no contamos con ayuda financiera para hacerlo. Con el NGF se puede recuperar esa pérdida. Todavía hoy, el descubrimiento de esta molécula, que tiene enorme potencial, no tiene el apoyo financiero necesario.
Usted hace diez años que es una senadora vitalicia en el Senado italiano. ¿Cuál es su juicio sobre la clase política en este país?
Yo afortunadamente soy de izquierda, no de derecha. Yo soy fuertemente de izquierda, lo que quiere decir creer en el progreso y en la paridad, mientras la derecha es lo opuesto. Aún siendo así estoy abierta a la posibilidad de diálogo.
Dado el peligro al que estuvo expuesta su vida durante el período del fascismo, ¿cuál es la concepción que le quedó del peligro de la muerte? ¿Es una memoria presente?
No, nunca le temí a la muerte. Podía suceder, no podía descartarlo para nada. Naturalmente había peligros en la época del antisemitismo, pero yo no enfrenté peligros verdaderos.
¿Cuál será su último pensamiento cuando llegue al fin de su vida?
Nunca me preocupé sobre esto. Muere el cuerpo, no yo misma. El cuerpo evidentemente debe morir, pero esa no es mi muerte. Por el momento, mi “muerte mental” no es evidente. Yo, hoy, desde el punto de vista mental, estoy quizás más presente que cuando era adolescente. El trabajo que hago, tanto el científico como el social, continúa con mayor intensidad que cuando tenía veinte años.
Por eso, no creo que la muerte tenga que ver. Lo que queda, de mí y de todos, son los mensajes que hemos lanzado durante nuestra vida; esos quedan. No me molesta la muerte. Por el contrario, la deseo, porque no tiene ninguna conexión con mi muerte, que es la muerte de la mente.
Usted tiene la suerte de haber vivido 100 años. ¿Cuál sería una lección que ha aprendido en estos 100 años?
Diría que un natural optimismo me ha ayudado en los momentos difíciles. No me importaba ni la enfermedad, ni la muerte ni las persecuciones, eso afectaba mi cuerpo, no a mí.
Para mí lo que es importante es el optimismo y no sobrevaluar las dificultades. Por ejemplo, yo considero que llegué al Premio Nobel en 1986 gracias al gobierno de Mussolini. Yo potencié mis capacidades. Si yo no hubiese tenido la obligación de trabajar en mi dormitorio, hoy sería una vieja señora como naturalmente soy. Pero no hubiese podido aprovechar lo que me impuso la vida.
No le agradezco a Mussolini, pero sin su declaración de que yo pertenecía a una raza inferior, yo no hubiese podido avanzar y desarrollar mi cerebro como afortunadamente he podido.
Fuente: 100 años de una Nobel. (21 de abril de 2009). BBC Mundo. Recuperado en http://www.bbc.com/mundo