Pérdida e inclusión

Pérdida e inclusión 1

“Azul”, de Guadalupe Royán, es un emotivo relato sobre la pérdida de un hijo y la manera en que lo vive y acepta la familia a través de la inclusión, hermosamente ritualizada, en el sistema.
                   (Ilustración de Raquel Catalina)


                        A  los niños del agua, y
a sus familias.
«Mamá me dijo que había un bebé en su tripa. Era muy pequeño aún, pero iba a crecer y crecer hasta hacerse muy grande. La tripa de mamá también iba a ponerse muy grande y redonda. Enoooorme. Hasta que el bebé fuese lo bastante grande para salir. Como yo. Yo también estuve en la tripa de mamá, y crecí mucho hasta que fui grande y salí.
Mamá a veces me da besazos de elefante. Mueve el brazo por encima de la nariz, para arriba y para abajo, dice tuuuuuuuuu, tuuuuuuuuuu y me da un beso gigantesco en el moflete. MMMUUUUUAAAA. Los besazos de elefante son muy divertidos. Yo le doy al bebé besitos de hormiguita chiquitita, porque aún es muy pequeño para un besazo de elefante. Por la noche, cuando me tumbo en la cama al lado de mamá, le doy un beso de hormiguita en la tripa, muy suave, solo rozándola, para que le llegue al bebé. Me acerco despacito con mucho cuidado y le doy un beso muy muy muy pequeñito, que no hace ningún ruido, para que el bebé no se asuste, porque aún es chiquito.
Mamá me pregunta si querré abrazar al bebé cuando salga, y darle besos. Yo sí quiero. Y también quiero cambiarle el pañal cuando tenga caca. Le prestaré una tetita de mamá, la más pequeña. La más grande me la quedo yo. Y el coche blanco (está un poco roto) también se lo prestaré, pero el camión de bomberos es para mí. Le enseñaré a tocar el acordeón y daremos conciertos juntos.
Hoy hemos ido a ver al bebé en una pantalla. Y a escucharle el corazón pompompompom. Mamá se ha tumbado en una cama mientras papá me cogía en brazos y mirábamos la pantalla. Papá me dijo que me avisaría cuando apareciese el bebé, pero no me ha avisado y nos hemos ido. Hemos vuelto a casa en el coche, y mamá estaba muy triste, creo que estaba llorando. En casa papá y mamá me han contado que el bebé se murió, y por eso no hemos escuchado el corazón pompompompom. Que el bebé era muy muy chiquitito y por eso no se veía en la pantalla. El bebé ya no va a crecer más, se va a quedar así de pequeñito para siempre, y eso es lo que quiere decir que se murió.
Mamá está muy triste porque el bebé se murió. Yo también estoy triste porque ya no está en la tripa de mamá y yo no podré abrazarlo ni cambiarle el pañal cuando tenga caca. Anoche mamá se puso muy mala y le dolía mucho la tripa. A veces se sentaba en una silla y luego se levantaba y se apoyaba en la pared y cantaba bajito con la A. Papá me cogió en brazos y me explicó que el bebé estaba saliendo y por eso a mamá le dolía la tripa. Que la despedida era así. Luego papá me llevó a la cama, me cantó El negrito y me acarició la cabeza despacio.
Cuando me desperté mamá ya no estaba mala, pero estaba triste. Le di un besazo de elefante, porque a veces cuando está triste con un beso de elefante se pone más contenta. Yo quería pintar y mamá puso un papel enorme en el suelo y nos pusimos a pintar con pinceles y pinturas de colores. Le dije a mamá que pintase con el azul. Mamá pintó una lenteja de color azul y me dijo que así era el bebé cuando se fue. Luego llenó su trozo de papel con lentejas azules. Me preguntó si Azul me parecía un buen nombre para el bebé. Le dije que sí, Azuloscuro.
El bebé ya no está. Se fue de la tripa de mamá y ya no voy a jugar a los coches con él. Le he preguntado a mamá dónde está el bebé ahora. Me ha dicho que está en el mar, que siempre ha vivido en el agua y que ahí es donde van los niños del agua. Yo creo que al bebé le gusta mucho nadar, y que a todos los peces que encuentra les da besos de hormiguita».
(Del libro Ven, siéntate aquí).

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